TROPICAL



Recuerdo las primeras heladerías tropicales con las grandes colas y todos con jarros y cazuelas para llenarlo de aquella escarcha maldita: Una alternativa moderna, barrial y de bajo costo a Coppelia. Un helado adecuado a los tiempos que corrían, con toda la austeridad que el momento histórico requería. Coppelia terminó siendo una utopía, un mito.

Aun hoy, cuando voy a alguna heladería me rehúso a pedir helados de agua.